La retinopatía del prematuro (ROP, por sus siglas en inglés), es una enfermedad compleja, dinámica e inflamatoria, la cual puede cambiar dramáticamente cada semana.
Es una neuroretinopatía vasoproliferativa de la retina inmadura postnatal, incompletamente vascularizada, que afecta exclusivamente a los bebés prematuros.
Es potencialmente grave porque puede conducir a la ceguera.
La enfermedad se caracteriza por proliferación de tejido fibrovascular anormal en el borde de la retina vascular y avascular, donde crecen vasos sanguíneos anormales de neoformación, frágiles, de fácil sangrado y tejido de cicatrización fibrovascular, los cuales avanzan hacia los bordes de la retina en formación.
En etapas avanzadas puede evolucionar a desprendimiento de retina y a la pérdida de la visión del ojo afectado.
Su fisiopatología es compleja y su etiología multifactorial.
Afecta únicamente a los recién nacidos prematuros, y en especial a aquéllos menores o iguales a 1.500 gramos de peso al nacer y/o menores o iguales a 32 semanas de edad gestacional; sin embargo, puede presentarse en recién nacidos prematuros mayores, denominados casos inusuales expuestos a factores de riesgo para desarrollar ROP.
Es una de las principales causas de ceguera infantil en el mundo.